Aprendí una manera de expresar este problema humano común en un viaje a Honolulu. Allí en un templo budista, el hombre que lo cuidaba explicó algo sobre la religión budista para los turistas, y luego terminó su charla diciéndoles que él tenía algo que decirles que nunca olvidarían, y yo nunca lo he olvidado. Era un proverbio de la religión budista:«A todo hombre se la da la llave de las puertas del cielo; la misma llave abre las puertas del infierno».”
(Richard P. Feynman, premio nóbel de física)