Aun pasados 50 años, recuerdo perfectamente la sensación de satisfacción. No pensé en las consecuencias que el ascenso tendría en el mundo en general, ni siquiera en los cambios que implicaría en la vida. Habíamos tenido éxito en una empresa en la que muchos otros escaladores había fracasado y eso, por si sólo, ya era mucho.”
(Edmund Hillary, 1919-2008)