Consecuencias inesperadas

“Formular una pregunta equivale, muchas veces, a tirar una piedra. Suba usted a lo alto de una colina, tome una piedra y échela usted a rodar por la pendiente. La piedra arrastrará muchas otras y, sin que usted lo piense, el pobre diablo que cultiva lechugas en su huerta para pasar inofensivamente un día de asueto, sufrirá descalabros mortales y su viuda contraerá segundas nupcias.”
(Richard Enfield, El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde)
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