La propuesta


“¿Quieres pasarte el resto de tu vida vendiendo agua con azúcar o quieres cambiar el mundo?”


Con esta pregunta Steve Jobs consiguió persuadir a John Sculley, entonces Presidente de una de las mayores compañías del mundo, Pepsico, para que dirigiera Apple. Paradójicamente las desavenencias entre ellos fueron el detonante de que Jobs dejara Apple. La batalla por el poder entre Sculley y Jobs terminó cuando el Consejo de Administración le dio toda su confianza a Sculley, siendo Jobs destinado a un edificio del complejo Apple llamado “Siberia”. Poco después, y sumido en una depresión, terminará abandonando la empresa que el mismo había fundado en el garaje de sus padres y vendiendo todas sus acciones.
Comparte: