El Grito

“Iba caminando con dos amigos por el paseo, el sol se ponía, el cielo se volvió de pronto rojo, yo me paré. Cansado me apoyé en una baranda, sobre la ciudad y el fiordo azul oscuro no veía sino sangre y lenguas de fuego, mis amigos continuaban su marcha y yo seguía detenido en el mismo lugar temblando de miedo, y sentía que un alarido infinito penetraba toda la naturaleza”

(Edvard Munch en unas notas escritas en 1892 en las que recuerda la situación que daría origen a su famoso cuadro «
El grito»)
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